“La calidad de una vida se encuentra siempre
en la proporción que guarde con la capacidad de disfrute, y ésta es igual al don de prestar atención”

Julia Cameron

 

Los más mayores

¿Qué hacemos?

Volver a reír a carcajadas, olvidar el dolor, recuperar la espontaneidad, romper corazas. Nuestros talleres para los mayores son muy exitosos y desde 2009 nos los solicitan de forma habitual en casales y otros espacios para adultos.

Celebramos la alegría apuntalándonos en la diversidad y experiencias vitales de los más mayores para romper prejuicios, regenerar los vínculos grupales, establecer nuevas relaciones afectivas y fortalecer redes de apoyo mutuo.

Es un sí a lo posible:

  • Sí al sentido de pertenencia
  • Sí a dar y recibir cariño
  • Sí a una vida con sentido más allá de la productividad
  • Sí al continuo crecimiento y al desarrollo de nuevas potencialidades
  • Sí a la libre expresión de si mismo más allá de los estereotipos y las ideas limitantes que nos acechan en esta etapa del ciclo vital
  • Sí a la vitalidad

¿Qué ofrecemos?

Talleres puntuales

  • Talleres puntuales de risoterapia y juego expresivo de 2 a 4 horas.
  • Sesiones de risoterapia para jornadas como el Día de la Gente Mayor o Consejos de Mujeres Mayores.
  • Sesiones para cuidadores no profesionales y profesionales de personas mayores.

Procesos

  • Ciclos de 2 a 10 sesiones de risoterapia para casales o espacios de gente mayor, residencias geriátricas.

Propuesta a tu medida

  • Elaboramos una propuesta que se adapte a tus necesidades.

Solicita presupuesto, cuenta tus dudas o averigua más sobre nuestra metodología.

¿A quién va dirigido?

  • A personas usuarias de residencias geriátricas, hospitales de corta estancia, centros de día, casales y otros espacios para la gente mayor.
  • A asociaciones de personas mayores.
  • A familiares y cuidadores profesionales que cuidan de personas mayores.

 

“Escribo estas líneas para expresar lo feliz y contenta que estoy desde que asisto a las clases de risoterapia. Al principio pensé que era una tontería, pero nada más lejos de la realidad, ya que en las clases ejercitamos la mente, el cuerpo y el alma o, mejor dicho, la sensibilidad. Tengo 64 años y para mí es muy importante seguir sintiendo estas experiencias, de hecho, he sentido que se ha despertado la niña que siempre existió en mí. Por todos estos sentimientos le doy las gracias de todo corazón a Isolda”

Angeles

 

 

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